Los zumbidos del mundo criminal
05 de octubre 2022
Los drones se postulan como una de las principales herramientas de futuro para perpetrar sabotajes, acciones terroristas y otras actividades ilícitas que pongan en peligro la integridad de personas e infraestructuras.
Las capacidades de los drones en materia de conectividad, precisión, autonomía y detectabilidad amplían sustancialmente sus posibilidades de uso, dando cuenta del actual ecosistema de convergencia tecnológica. Además, la incorporación de cámaras, sensores y otros dispositivos ha supuesto una comercialización que abarca desde juguetes hasta armas para conflictos bélicos.
Por ello, los drones han adquirido una gran relevancia, proyectándose un alcance económico muy pujante para los próximos años: hasta noventa miles de millones de dólares para 2030.
La popularización del uso de drones, la disminución en el coste de producción y el consecuente incremento en la accesibilidad, así como esta gran variedad de usos, ha conllevado que diferentes organizaciones criminales y terroristas incorporen este tipo de tecnología en sus operaciones.
Así, destaca la obtención de información de interés e imágenes privadas, con el objetivo de realizar seguimiento de potenciales víctimas o llevar a cabo actividades ilícitas como los robos o las extorsiones; además, el transporte de mercancía como las drogas o las armas son otras de las actividades que se están realizando al minimizar el riesgo de detección; por último, los ataques y ciberataques son otras de las ventajas que ofrecen los drones, desde estrellarlos contra personas o infraestructuras hasta la capacidad de realizar ataques lógicos ágiles y difícilmente detectables.
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