Luces y sombras del metaverso
04 de mayo 2022
Nos encontramos ante un futuro apasionante, si bien no exento de importantes desafíos, sobre el que construir todo un entorno interactivo multidimensional y con un gran potencial transformador. El concepto de metaverso no se desarrolla como un videojuego de grandes dimensiones, sino que se cimenta sobre la base de la socialización virtual: el objetivo es interactuar con otras personas (avatares) mediante espacios públicos, cines, salas de trabajo, zonas de ocio y un largo etcétera. Así, las posibilidades son virtualmente ilimitadas, tantas como en el mundo físico que nos rodea, desde trabajar, cobrar una nómina, asistir a conciertos, visitar museos o hasta estudiar una carrera. Ahora bien, los avances en el desarrollo del metaverso también implican la aparición de nuevos riesgos y desafíos, pues generan nuevos espacios para la conducta social violenta, la delincuencia económico-criminal, la gamificación perversa e incluso un auténtico e-learning criminal de intercambio de conocimientos delictivos.
La tecnología es un medio y el metaverso se postula como un motor de cambio, innovación y convergencia, con unas proyecciones económicas para los próximos años que podrían superar los dos billones de dólares. Por ello, no debemos olvidar que el factor humano es el que realmente genera los riesgos: la hiperindividualización de los contenidos y servicios, la explotación económica del metaverso, el anonimato y el traslado de las problemáticas sociales comunes al ciberespacio como la discriminación de todo tipo o la polarización social favorecen el auge de conductas delictivas. Debemos identificar los riesgos del metaverso para anticiparnos y construir un entorno más seguro, a la altura del desarrollo tecnológico en el que nos encontramos
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